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“Astra inclinant, sed non obligant”

Los astros inclinan, pero no obligan

Kepler manifestó que “Veinte años de estudios prácticos han convencido a mi espíritu rebelde de la realidad de la astrología”.

Los hijos de esta incipiente era de Acuario tienen sed de conocimiento, integración y cooperación y saben que las disciplinas humanísticas y científicas se acercan cada vez más. Internet permite una interconexión global y hay más conciencia de que los saberes ancestrales y las nuevas tecnologías forman un enriquecedora unión.

Cada vez hay más personas inmersas en una profunda búsqueda espiritual que abren sus mentes a ideas y disciplinas que antes descartaban o ponían en tela de juicio.

Y muchos buscadores llegan hasta la astrología para descubrir que la Carta Natal es una potente herramienta de autoconocimiento que te guía, te despierta y te da claves para comprenderte y entender muchas cosas de tu vida.

La astrología sigue siendo misteriosa y fascinante, a veces abrumadora. Contiene un código simbólico que representa un mapa de nuestra psique. Y ese mapa nos dice donde vamos a encontrar obstáculos, valles, montañas escarpadas o hasta un oasis en medio del desierto. Se trata de un saber que además pone de manifiesto la importancia de los ciclos, tanto a nivel personal como social.

Pero hay que recordar también que el mapa no es el territorio y que éste es una representación que nosotros hacemos en nuestra mente sobre la realidad. Vivimos en la representación interna que hacemos del mundo.

Si exploramos ese mapa, descubriremos lugares que no conocíamos o que habíamos pasado por alto. También podremos explorar nuevos caminos. A veces podemos perdernos o desviarnos de la ruta más fácil y damos rodeos y vueltas y más vueltas hasta volver al camino principal.

Cada uno tenemos nuestro propio mapa natal y podemos descubrir nuevas maneras de orientarnos en él para alinearnos con nuestro propósito. A veces uno descubre que si se hubiese detenido a conocer su mapa y analizarlo bien se hubiera podido evitar tramos difíciles o especialmente duros en su camino. O quizás no, quizás tomamos conciencia de nuestro mapa gracias a que extraviamos el camino. O quizás nuestra configuración astrológica nos informa de que debemos perdernos o pasar por diferentes crisis para alcanzar una mayor evolución. La carta astral (el signo, ascendente, la posición del resto de planetas por casa y signo y las relaciones entre las diferentes energías planetarias), muestra lo que la vida le propone a cada persona y le da indicaciones valiosas para ser lo que su naturaleza le pide que sea. En cualquier caso siempre es una información que nos puede resonar y favorecer más que perjudicarnos.

Siempre tenemos el libre albedrío, pero lo cierto es que los astros inclinan más de lo que queremos creer.